Los dos trucos que te alejan de la preocupación constante
Apuesto a que algunas, sino todas, de estas frases forman parte de las más usadas en tu semana:
«Voy tirando».
«Estoy, que no es poco».
«Siempre hay algo».
«No me lo puedo quitar de la cabeza».
Son tópicos tan usados que ya se han hecho expresiones típicas, tradicionales, las dices casi sin darte cuenta, tal como si fuera un suspiro.
Aunque no es la razón por la que las menciono. Es porque detrás de todas ellas se oculta un sentimiento al que te has acostumbrado y que es fuente de sufrimiento: la preocupación constante.
¿A qué velocidad vives tu vida?
A ver si te identificas: ¿Haces más de una tarea a la vez?
A qué sí. ¿Quién, fuera de un monje budista en pleno Tibet, no tiene una agenda que rebasa de actividades? Pero el foco en realidad está un poco más allá: en lo que tratamos de conseguir al llenarnos de cuestiones por cumplir.
Y aquí tengo otra pregunta para que reflexionemos en conjunto: ¿Para qué te apuras en hacer mucho?, ¿qué quieres conseguir? La respuesta de libro es “tiempo para uno”. Pues no, eso nunca sucede.
El mito griego que te dará las claves para el encuentro de mente y corazón
Quiero contarte una historia que tiene que ver con el amor de pareja. Sus protagonistas son Psique y Eros, o quizá los conozcas como Psique y Cupido.
Si alguna vez has escuchado alguna de las tantas versiones de la relación entre estos personajes de la mitología griega, ya sabrás que tiene final feliz, lo que quizá no se diga tanto es que tiene mucho que ver con el encuentro y desencuentro de la mente -Psique- y el corazón -Eros- como unidad.
Identifica y elimina tus creencias limitantes
No será novedad para ti si te menciono que, ya desde pequeños, vamos incorporando afirmaciones del día a día que luego nos traemos a la vida adulta como principios inamovibles que ni se nos ocurre cuestionar. Y al final, algunas de ellas, se convierten en bases sobre las que construimos otras creencias. Que tampoco cuestionamos.