El mito griego que te dará las claves para el encuentro de mente y corazón
Quiero contarte una historia que tiene que ver con el amor de pareja. Sus protagonistas son Psique y Eros, o quizá los conozcas como Psique y Cupido.
Si alguna vez has escuchado alguna de las tantas versiones de la relación entre estos personajes de la mitología griega, ya sabrás que tiene final feliz, lo que quizá no se diga tanto es que tiene mucho que ver con el encuentro y desencuentro de la mente -Psique- y el corazón -Eros- como unidad.
Porque esta es la historia de la relación entre mente y corazón, pero también entre dos personas que forman una pareja. Ya lo verás más claro.
Lo que hoy quiero desentrañar contigo, es un aspecto que te ayudará a descubrir el proceso que cada uno vive cuando pasa del enamoramiento inicial a la vida de pareja.
Ese momento en el que parece que la magia se acaba.
Cuando sientes que la llama ya no arde con tanta fuerza.
El instante en que pasas de vivir en una película de San Valentín a un telediario de las 12 del mediodía.
La clave está allí, en esa parte de la historia mitológica, porque si logras atravesar con ella tu propia relación de pareja, conseguirás claves que te ayudarán a trascender ese momento y vivir una relación renovada y feliz. Tanto contigo mismo, como con tu pareja.
El centro de esta historia tiene lugar en el momento en que a Psique, que en principio aceptó la condición de su marido de jamás verle la cara, le pudo la curiosidad y decidió poner en riesgo la felicidad para satisfacer su necesidad de saber, de controlar. A él, al amor (Eros), le dolió la desconfianza.
Y ella, Psique (la mente), lo que en el fondo no soportó fue el miedo a lo desconocido, a aceptar querer solo viendo con los ojos del alma. Esto fue lo que los llevó a su primera gran crisis.
Pero como ambos se amaban y deseaban salvar su relación, Psique se puso a disposición de Afrodita, la madre de Eros, quien diseñó 4 pruebas que le traerían los aprendizajes más importantes y necesarios para volver a vivir en felicidad y armonía. Y esto fue lo que la mente comprendió a partir de allí:
- La ACEPTACIÓN de los límites, de lo que hay. Cuando la mente se rinde ante lo que no entiende, reconociendo que no puede comprenderlo todo, se le revela algo más grande que ella misma.
- La PACIENCIA y el ESTAR PRESENTE. El hecho de superar la necesidad de inmediatez y la exigencia caprichosa del cuándo, permite entender que todo es cuestión de tiempo y de saber esperar. Este proceso conduce al camino de vivir en el presente.
- La FE en lo invisible. La mente no puede controlar ni lo que ve ni lo que no ve, y al tomarlo como es, solo le queda confiar, convirtiéndose en un acto de fe.
- Comprender su necesidad innata de EXPANDIRSE. Una mente encerrada está condenada a morir, porque necesita sus alas para volar en libertad, para experimentar y vibrar con todo y con todos.
A Psique no le fue fácil atravesar los desafíos, sobre todo porque el miedo a no conseguirlo y la desconfianza en sí misma que ello traía la inmovilizaban. Y es que en esa situación de parálisis lo único que la mente hace es viajar, hacia adelante y hacia atrás, al futuro buscando finales irreales -sean dulces o amargos- y al pasado tirando de recuerdos que le traen soluciones caducadas. Se estanca y se enrolla en sí misma.
Y es Eros quien la rescata y la acompaña, porque él mismo desea que ella se salve, avance y trascienda. El corazón guía a la mente.
Como te decía antes, esta es la historia de cada ser humano en su propio conflicto de unión o desunión entre corazón y mente, pero también es la historia de cualquier pareja.
Porque mira cómo se repite el mito griego en la experiencia que atraviesas a partir del enamoramiento:
Cuando somos tocados por la flecha de Cupido, que se representa con una venda en los ojos, estamos bajo el hechizo del amor ciego. Nos dejamos sentir por lo que vibra en ambos únicamente a través de los ojos del alma. Ahí nace el amor en la pareja.
Ahora párate a pensar en lo que sucede luego, a medida que pasan los días, semanas y meses, cuando la venda se cae y ves al otro tal cual es. Ahí es cuando el amor se pone a prueba.
El asunto es: ¿Cómo hacer esa comprobación sin que la mente se ponga por delante del corazón? Pues aquí tienes algunas ideas:
- Equipara el criterio y esfuérzate por actuar de manera justa. Si miras a tu pareja con un filtro del calibre “8”, antes de sacar conclusiones, mírate a ti con el mismo filtro, porque la pareja no es una competición de quién es más que el otro. Se trata de dos adultos en convivencia, acompañándose.
- Busca el equilibrio entre lo que das y lo que recibes. Y aquí ten cuidado, porque no siempre va a ser un intercambio de lo mismo, sino que se trata de la complementariedad.
- Mantén a raya las expectativas. Echa un ojo a lo que proyectas en la otra persona, quizá si nunca se cumplen sería bueno revisar qué estás esperando, qué quieres en realidad y cómo obtener lo que necesitas en autonomía.
Ya ves, al igual que en el mito, la primera crisis dentro de la relación de pareja llega cuando a la mente le puede su propia necesidad de querer saberlo todo siempre y decide ponerse al mando: valora, juzga, analiza, espera…
Si sabes reconocer ese momento, decides dejar de identificarte al cien por ciento con la mente y le entregas el poder de guiar al corazón, sea lo que sea que venga después, será en un estado de armonía y equilibrio.
Te diré algo más: habrá muchas crisis, pero -cuando sucedan- frena los pensamientos y en cambio confía en que se trata de oportunidades, porque no hay avance sin ellas. Las necesitas, las necesitáis.
Para revisar,
Para rectificar y
Para adaptarse a lo que corresponda en cada momento de la vida de una pareja.
No temas las crisis, vívelas para averiguar a dónde te llevan, porque aunque duelan van a traer crecimiento.
Si te apetece compartirlo, puedes contarme si esto resuena contigo en la fase que estés viviendo con tu pareja ahora mismo.