Lleva tu mente al presente en solo 2 minutos
Si ahora te preguntara a dónde está tu mente, ¿podrías contestarme “aquí, en el presente” de manera sincera?
Piénsalo bien.
Detente un momento.
Observa tus pensamientos y pregúntate ¿dónde estoy?, ¿a dónde me lleva mi mente en este instante?
Quizá estés dando vueltas a algo del pasado, o te descubras preparando algo que está por venir, incluso es probable que te preocupen detalles de una situación que nunca llegues a vivir. Pues —como no es posible estar en dos lados a la vez— si estás en el pasado o en el futuro, de seguro no estás en el presente.
Ten paciencia, ya verás a dónde vamos con lo que te digo.
Eso me lleva a la siguiente pregunta: ¿Dónde te lleva tu mente es a dónde quieres ir?
¿Notas cómo la mayor parte del tiempo ni siquiera lo eliges?
Y es que nuestro día a día está repleto de estímulos que luchan por nuestra atención, cientos de ellos a cada instante. Por ejemplo, las pantallas que nos brindan una cascada de información interminable que muchas veces hemos buscado a propósito, pero que otras tantas nos invade como resultado alternativo de búsquedas y previsiones de algoritmos que nos presuponen. Esto último sin duda no lo elegimos, y, sin embargo, tiene nuestra atención más veces de lo que quisiéramos.
Sea como sea, acabamos enredados en un mirar hacia fuera. Todo el tiempo.
Y junto con ello sobrevienen la insatisfacción y el desasosiego de una búsqueda caótica por confirmar quienes somos sobre la base de lo que conocemos de nosotros mismos, y de lo que creemos que nos puede completar. Pero es una huida hacia adelante, donde nada parece ser suficiente.
Por eso mi propuesta de hoy es volver al presente y conseguir habitar en él aunque sea un instante.
Se trata de volver al cuerpo como medio para lograrlo, al igual que de silenciar la mente en el proceso.
Porque en el presente desaparecen:
Los pensamientos rumiantes que nos atosigan.
La ansiedad por cuestiones del futuro que quizá nunca sucedan.
Los miedos del pasado que impiden soltar.
En el presente es en el único lugar que tienes capacidad de acción.
¿Has escuchado la frase del Dalai Lama que dice “hay dos días en el año en que no puedes hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana”?
Prueba mirar hacia dentro sin más, poniendo toda tu atención solo en ello.
Porque es la atención en sí, incluso el deleite —con sus dosis de malestar incluidas— lo que nos deja atrapados en uno u otro tiempo, el análisis infinito que hacemos de cada aspecto de esas vivencias atemporales que no están sucediendo en este momento. Nada de eso que estás pensando está sucediendo ahora.
Pues, habitar el cuerpo te permite estar y transitar desde este momento hasta el siguiente, porque es la manera de estar en el día presente.
Quédate con esto: donde pones la atención, pones tu energía. Para dedicarle toda tu atención al cuerpo es necesario que tu mente esté a su servicio, y eso no sucederá si estamos rumiando el pasado o inventando nuestro futuro.
Entonces, ¿cómo puedes hacer para llevar la atención al presente sin analizar, sin más, como te decía antes?
Voy a proponerte una técnica, una reeducación consciente de tu atención, en la que le enseñarás a tu mente de manera paciente y progresiva, como estar en ti a través de tu cuerpo, a atender lo que hay sin conclusiones ni etiquetas.
Para llevarlo a la práctica te invito a que, cada hora, dediques 2 minutos a atender un estímulo que te propongas en relación con uno de tus cinco sentidos.
Pongamos que eliges como sentido la vista y como estímulo el color rojo. Pues una vez cada hora busca con tu mirada ese color en todo lo que te rodea. ¿Es sencillo no? Y además te llevará tan poco tiempo que no interferirá en nada de lo que estés haciendo, no más que un estornudo o una respiración profunda.
Puedes ponerte una alarma que te recuerde a cada hora en punto o y media, que necesitas parar y llevar la atención a lo que te rodea con la vista.
Usa el sentido y estímulo relacionado que quieras, desde buscar la voz o sonido más agudo en un momento dado, hasta buscar con tu mano cualquier superficie rugosa que encuentres en la habitación. Incluso puedes ir variando durante el día y elegir el olfato o el gusto en los horarios que estos tienen más relevancia.
Desgrana los sabores del plato de comida que tienes delante.
Toca la piel de tu cuerpo y siente la diferencia según la zona que toques, si está más apretada o más suelta.
Olfatea los aromas de tu jardín o del trayecto entre un lugar y otro.
Hazlo parte de tu día de una forma en que lo sientas confortable y divertido.
Te invito a que practiques esta atención plena al momento presente a través de tu cuerpo, y a que tomes nota –mentalmente o no- de las sensaciones que te acompañan. Juega con tus sentidos.
Entrena tu atención llevándola conscientemente a estímulos del momento presente.
En el próximo posteo voy a darte una herramienta más que complementará esta técnica: la meditación o relajación consciente. Por ahora vamos por partes y empecemos por el principio.
Cuéntame con qué sentido te ha sido más fácil hacer el ejercicio. Si has necesitado alarma para recordártelo o te has metido en el juego apasionadamente. Incluso si logras solo atender al estímulo o te enredas con asociaciones o interpretaciones aprendidas en el pasado.
Soy toda ojos para leerte y oídos para escuchar lo leído. Te acompaño en este sutil entrenamiento para volver a ti y aprender a silenciar la mente. Adelante.
noviembre 14, 2022 @ 10:09 pm
Siempre consigue hacerme volver a mi paz
Gracias lola siempre
noviembre 21, 2022 @ 12:20 pm
Me alegra mucho que hayas probado y que consigas alcanzar esa paz tras practicarla. Ya lo tienes, ahora ya sabes donde recurrir. ¡Gracias a ti por tu comentario, Marta!