Frases que debes evitar con tu pareja
En el último posteo te hablaba de frases con la que puedes iniciar una comunicación sana y provechosa con tu pareja, hoy te propongo observar esa interacción.
Piensa si hoy usas estas frases:
Tengo que… (conjugado en todas las personas y tiempos verbales)
No
Ya, es que
Pero es que
Es que
¿Y si?
Cuando las expresas, ¿Desde qué tiempo verbal lo haces? Cuando lo haces desde el pasado o el futuro dificultas la interacción, porque la posibilidad de acción solo está en el presente, no hay nada que puedas cambiar hacia atrás ni hacia adelante.
Solo observa, mejorará tu proceso de ser consciente.
Al decidirte a mirar con atención la forma en que te comunicas, empiezas a entender que, hagas lo que hagas, es imposible no comunicar, por lo que también empezarás a estar atento a tus actitudes, gestos y miradas.
Verás que a la hora de comunicarnos lo hacemos en dos niveles: el aparente y el profundo.
El primero es lo que se dice y, el segundo es lo que se quiere decir, y no siempre coinciden, ¿estás de acuerdo?, cómo cuando tu pareja te pregunta ¿te pongo un poco más de leche fría?, y tu respuesta es un sí con cara de no tenerlo claro.
Así que te invito a reflexionar, quizá sea cuestión de tiempo y silencio para que puedas permitirte ser consciente, estar en tu estado adulto, que es justo en el momento de hablar y no en el de pensar qué vamos a decir, o en el de analizar si hemos hablado de más o de forma confusa.
Veamos otro ejemplo en el que la comunicación ocurre en esos dos niveles que te mencioné.
Si le dices a tu pareja “Me gustaría ir al cine” no le estás diciendo “¿Vienes conmigo al cine?”, ni “Quiero ir a ver esta película”. Entonces cuando dices lo primero y te quedas esperando la respuesta concreta puede que te decepciones, en cambio piensa en esto: ¿puede acaso tu pareja adivinarte los pensamientos y deseos? … Yo hasta la fecha no logro (ni quiero) adivinar, ni que me adivinen, y supongo que estás de acuerdo en que tampoco es agradable andar en conflicto por lo no dicho, ni por lo dicho fuera de tiempo.
Entonces, volviendo a “me gustaría ir al cine” cuando no obtienes la respuesta esperada, aquella que tú esperabas que la otra persona adivinara, te impacientas, te enfadas y te pones en alerta…
Luego sucede que, al cabo de un rato o incluso de algún tiempo, rompes ese silencio con un reproche como “ya te he dicho que quiero ir al cine, no me escuchas”, o utilizas un tono desproporcionado ante cualquier otra situación cotidiana, por ejemplo un caso en el que tu pareja te pregunta: “quieres más pan” y tú le respondes con un silencio ignorando la interacción, al igual que la otra parte ha ignorado que quieres ir al cine.
Y ahí ya aparece el conflicto, la tensión y el distanciamiento, en una situación que podría haber sido totalmente evitable con un poco de conexión contigo mismo, con lo que quieres y con cómo eliges decirlo.